Los secretos de Saffron Hall by Clare Marchant

autor:Clare Marchant
La lengua: spa
Format: epub
editor: HarperCollins Ibérica S.A.
publicado: 2022-05-24T12:37:34+00:00

Capítulo Veinte

2019

Amber había leído tantas veces la súplica de Eleanor que se la sabía de memoria, pero seguía sin entenderla.

—Sigo sin comprender qué es lo que quieres de mí. —Su voz resonó en el despacho—. Por favor, muéstrame lo que quieres que haga. —No hubo ningún cambio en el ambiente, ningún olor que indicara que Eleanor estaba allí—. Abuelo, ¿se te ocurre alguna pista que se me haya podido pasar por alto?

—No, ninguna. En la familia no existen leyendas ni relatos transmitidos de una generación a otra que puedan servirte, lamento no poder ayudarte.

—No te preocupes. Aunque solo voy a quedarme cinco meses más aquí, y siento que no podré seguir adelante con mi vida si este asunto queda sin resolver.

Él contestó con un tono seco y tajante que la sorprendió.

—Amber, viniste a vivir aquí por la gran tragedia que sufriste. Eso es lo que tienes que resolver para poder seguir adelante, no se trata de intercambiarlo por una posible tragedia de hace quinientos años que le sucedió a otra persona. Es posible que tengas que olvidarte de este asunto. Cuando te propuse que vinieras a Saffron Hall para ayudarme a catalogar mis libros, lo hice con el fin de que tuvieras algo de espacio para poder llorar tu pérdida y que después pudieras seguir adelante con tu vida junto a Jonathan. Eso es lo principal, en eso debes centrarte. —Hizo una pequeña pausa y respiró hondo antes de añadir, en un tono más suave—: ¿No tienes hoy la cita con el especialista?

—Sí. Pero no, abuelo, no puedo olvidarme de esto sin más. Eleanor necesita que resuelva algo que es de vital importancia para ella y para su hijita, Mary. Solo tengo que averiguar de qué se trata.

Pero tuvo que admitir para sus adentros que sus propios enmarañados pensamientos y las preguntas sin respuesta relativas a Mary tan solo eran una parte del problema. También había un montón de interrogantes en lo que a su propia hija se refería, por no hablar de su relación con Jonathan. Lo cierto era que el abuelo tenía razón: ellos eran los que importaban realmente ahora, en el presente, y debía tenerlo en cuenta y darles prioridad.

—En fin, tengo que arreglarme ya. Jonathan y yo vamos a vernos un poco antes para hablar, será mejor que suba a vestirme si no quiero llegar tarde. —Vertió en el fregadero el té que estaba preparando y enjuagó la taza.

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